Si te has parado a pensar en todo lo que hay que gestionar y coordinar para organizar una boda, habrás sacado una lista interminable de "to do´s" que seguramente te está produciendo escalofríos y agobio. Solo de pensar que tienes que ir tachando cada una de las tareas y a la vez organizarte en tu vida personal y profesional, es algo que a muchas personas como tú les hace entrar en un proceso de nervios y estrés.
No podemos olvidar que las bodas son en esencia, un evento social (especial y único para los novios y los familiares), pero al final de cuentas es un evento.
Y como buen evento tiene un sin fin de tareas y gestiones que hay que saber cuando acometer para tenerlo todo bajo control, y llegar a encontrar esa paz mental. Y si a todo esto le sumas la implicación emocional que acompaña a dicho evento, es normal que muchas parejas se sientan abrumadas en el momento de organizarse.
Por esta y muchas razones más, nació hace algún tiempo la profesión del wedding planner (organizador de bodas en castellano).
Remontándonos a los orígenes, esta profesión nació en EEUU en los años 50, y su aparición está estrechamente vinculada a la incorporación de la mujer a la vida laboral, ya que desde ese momento suponía que ya no disponían del tiempo necesario para la organización de su boda. De esta manera, surgió la necesidad de que un profesional de este sector se encargará de ello: el wedding planner.
Esta nueva profesión se extendió desde Estados Unidos hasta Sudamérica y Reino Unido, pero no es hasta el siglo XXI cuando llega a España.
En la última década las bodas han sufrido cambios importantes dejando de ser estereotipadas y con pocas opciones a elegir, para pasar a ser especiales, diferentes, únicas y personalizadas para cada pareja, lo que hace que su organización sea más compleja y necesite un profesional para llevarlas a cabo.
Y es por eso que la figura de la wedding planner ha ido tomando cada vez más importancia y fuerza en nuestra sociedad. Esto en parte se debe principalmente a que las parejas no disponen de mucho tiempo para organizar sus bodas y, además, requieren de un profesional que les asesore y les guíe en todo el proceso, porque quieren una boda con un alto grado de personalización y que lleve impreso su esencia.
Por una parte, la figura del organizador de bodas nace para hacernos la vida más fácil con todos los preparativos, pero por otro lado esa misma persona está para hacer el día señalado, más llevadero y sin agobios. Nos ayudará a tener todo bajo control, a que los invitados cumplan el timing requerido, a que no falte ningún detalle, y sobre todo a que los novios puedan disfrutar al cien por cien de su boda y sea ese, su único cometido.
Actualmente en España el wedding planner sigue siendo una figura a la que no toda la población conoce. A pesar de que la situación ha mejorado desde los comienzos, todavía hay mucha gente que no sabe en qué consiste nuestro papel, y se piensa que solo nos dedicamos a la decoración o que solo somos las chic@s de la carpetilla blanca que dan órdenes.
Pero, ¿qué hace un organizador de bodas?
Cuando se habla de un wedding planner, muy a menudo se habla sin conocer exactamente el tema, por lo que se suele caer (erróneamente) en los tópicos habituales. Sin embargo, detrás de esta particular figura, se esconde un trabajador altamente profesional, cualificado y camaleónico, capaz de adaptarse a cualquier situación que se le presente. Entre sus funciones está liderar, organizar, planificar, diseñar y coordinar.
Tener el apoyo de este profesional muchas veces no sólo ayuda a la planificación y organización de la boda sino que hay otros aspectos también valorables como ser asesor de imagen, experto en protocolo, conocedor del campo de la moda en este caso del ámbito nupcial, personal shopper y muy importante contar con una red de networking (proveedores) que ayudará a tener una boda más hecha a medida.
¿Por qué una pareja necesita contratar a un wedding planner?
Por muy increíble que parezca, hoy en día hay gente que se sigue preguntando qué de qué sirve contratar a un wedding planner de cara a la organización de una boda. Y os voy a responder con una pregunta que dos personas a quienes valoro mucho, me dijeron una vez.
¿Te atreverías a ir a un juicio sin tu abogado? He ahí la respuesta.
Un wedding planner es un especialista en bodas. Un profesional que siempre va a velar por los intereses de la pareja y que va a liderar a un equipo de proveedores para que, gracias al trabajo duro y conjunto, consigan que ese día tan especial salga todo a la perfección.
Son expertos en el sector nupcial, por lo que son el perfecto consejero para la pareja a la hora de ofrecer y seleccionar finalmente los servicios con los que van a contar el día de su boda. Nadie va a saber encontrar mejor el cáterin ideal, el DJ perfecto o el diseñador que sepa plasmar los deseos de la novia para su vestido de ensueño.
¿Y de qué está hecho un wedding planner?
Aparte de contar con unas cualidades profesionales óptimas para desarrollar este tipo de labor, el organizador ha de contar con unas atributos personales que son más importantes si cabe: ha de ser empático, honesto, comprensivo, paciente y, entre otras muchas cosas,tener mucha psicología. ¿Qué quiero decir con esto? Que ha de saber escuchar a la pareja en todas las situaciones, ante todas sus dudas, por muy obvias que parezcan, y apoyarlos en sus decisiones, pero también poner mesura en los momentos en que sea necesario.
Muchas veces se tiene la idea que el wedding planner es el que toma las decisiones por los novios y entonces ellos pierden la ilusión por organizar su boda. Pero la realidad no es esa, el profesional está para asesorar y compartir un conocimiento que los novios no tendrán, puesto que casarse no es un acto que realizamos frecuentemente. Nuestro objetivo es colaborar, guiar y proporcionar una información útil para la pareja y que posteriormente sean ellos quienes tomen las decisiones oportunas para la realización de su boda y se sientan realmente los protagonistas.
En definitiva, el wedding planner es la persona de confianza de una pareja que se dispone a pasar por un proceso que conlleva meses de duro trabajo y de toma de decisiones y que va a desembocar en uno de los proyectos más importantes de sus vidas.
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